miércoles, 17 de septiembre de 2008

A GUEVARA


Esa risa, Guevara. La veo, la huelo.

Estos pibes, Guevara. Sus remeras, tu cara, sus modas.

Son niños, no entienden del todo, te quieren.

No seas cabrón. Andamos sin rumbo, es cierto, pero no te rías de los que usan tu remera.

Las piedras tienen su magia, tu cara lo mismo.

No, no te rías, esta vez no. Ya no sos uno más, te convertiste en algo distinto.

El hombre nuevo no puede ser racional, tiene que soñar, volar, si para realidad ya hay bastante.

Y sí, Ernesto, no te olvides que hay muchos que bailan por sus quince minutos.

También hay otros, perdidos cómo el hombre de hoy, que por algún misterio, saben que tu cara, tus sueños, algo valen.

No es poco, Ernesto, no es poco.

Creeme que no.

Andrelo
Buenos Aires, Septiembre 2008

YO AMO A LA TV


¡Divina TV Führer mi amor! (donde quiera que vaya, Eveready estará...)
Solari - Beilinson



Carozos narizotas,
televisores que acompañan.

Idiotizando angelitos,
o idiotas que miramos.

Palabras que se pierden,
diálogos sin ser.

El humano y su persistente idea
de perder las oportunidades del vivir, crear.

Adonde habrán ido las palabras que no fueron ?
Donde se esconde el basurero de la incomunicación ?

Vivir hurgando en basurales por las voces enterradas.
El valor en la chatarra, los residuos de la nada.

Construirse con los desperdicios del sistema,
las voces sin ser, las miradas sin existir.

Las miradas sin mirar, caricias de ficción,
sólo de ficción.

Maldita TV Fuhrer,

divina TV Fuhrer.

Divina TV Fuhrer,

tan maldita la divina.

Andrelo,
Buenos Aires, Diciembre de 2007

martes, 2 de septiembre de 2008

VICENTE O ESCRIBIENTE

Vicente,
carpintero de acordeones,
fugitivo en ilusiones.

Rebelde,

de los que arreglan mundos en las mesas de los bares.

El reloj a la basura, el campo.

Plantar frutillas, choclos, alcauciles.

Alquimista,
de los que mezclan letras para ser lo que se quiere y no se puede.

La comunidad de los hombres felices.

Los 10 primeros, los 5 que aguantaron,
el quedarse sólo.

Palabrista,
de los que juegan por contarnos el absurdo.


Buscar ser el todo que aclare las noches del humano.
El fracaso.

Caminante,
de los que recorren las rutas del largo laberinto.

O triunfo, quien sabe,

un hombre sólo es un hombre sólo.

Trenes que marchan,

o la vida que nos pasa mientras suenan los despertadores.

Y si acaso Vicente pudo explicar al mundo,
la paradoja es que nadie lo supo.

Una historia, la otra,

o los condenados por el dios del sinsentido.

El escribiente, Vicente,

y el despertador para mañana es a las siete.

Andrelo
México DF, Junio de 2007